Bueno, hay unas cuantas cosillas por aquí.
La primera, que hace 8 días fue mi vigésimo cumpleaños. Toma ya, los 20. Increíble pero cierto: entro en la veintena, soy veinteañera. Aún se me hace raro. No es que note nada diferente a los 19, la verdad, pero no sé por qué... sí es diferente. Será que me hago mayor. Con lo lejano que me parecía todo...
En fin. Mis adorables compañeros de piso (Uxi, Pablo y sí, Icko también) me hicieron pasar un día perfecto. Me regalaron una ¡Hello Kitty gigante! Es taaan monaaa y suaveee... No podía parar de abrazarla (ni ellos tampoco, aunque Pablo la quisiera pervertir... -arruinando inocencias, el muy...). Y luego cena en el mexicano: todo riquísimo (sin picante, por mi colon, que hay que cuidarlo), el camarero muy majo y la noche perfecta. Muchas risas, pero sobre todo, no podía dejar de mirarlos y pensar en lo mucho que los quiero y lo que les voy a echar de menos. En cinco segundos se me echó la nostalgia encima y me emocioné (a escondidas, por suerte no se dieron cuenta). Porque así son los amigos.
Por supuesto, no puedo dejar de mencionar el genial regalo de Irisillo y Olalla del mundo: ¡una bolsa de Triskis y Gusanitos Risi! ¡Los originales, tío! Dos de mis compañeras favoritas de clase; más que eso, mis mejores amigas de la facultad, que me alegran el día y hacen que sean más llevaderas esas clases tan interesantes que tenemos. Muchas gracias a vosotras dos también, rulas.
Gran cena en el restaurante griego Hellas, en Coruña city, con Olaya y Olalla. Muchas risas, idas de olla varias y una cena muy rica. ¡¡¡Karidokeftedes!!! O croquetillas, como dijo el camarero. Y Olalla colocada con el antiinflamatorio, diciendo cosas a dos palabras por hora y balanceándose. Todo muy simpático. Habrá que repetirlo, ¡din don!
¡¡¡Por fin se acabó el papeleo del Erasmus!!! ¡Soy libre (de momento)! Odio la burocracia: es lenta, aburrida y siempre, siempre te falta algún documento que hace que te retrases sin querer. Por eso Mafalda le puso Burocracia a su tortuguita. Con razón. En fin, espero que todo vaya bien y que pronto me lleguen noticias de la Tampereen Yliopisto (¿verdad que es un nombre simpático?) y pueda empezar a buscar residencia y hacer planes sobre una base más firme. ¡Cruzaré los dedos!
Esta semana ha sido extraña. Tengo que hablar de altibajos anímicos, debido a los estudios (mi humillación en el examen oral de Alemán, mi chasco con el Report de Inglés...). Pero, por suerte, el mundo me ha concedido este mini-refugio con mis flat-mates, a los que se unió el lunes de madrugada Pablito (amigo de Pablo). Así que risas y más risas por las noches, vídeos que no me dejan sacar a la luz... Frikadas por todas partes... Todo perfecto. Por eso, no hay que desesperarse. Según dicen, al final todo acaba arreglándose. Confiemos, entonces.
Nada más por el momento. Como diría mi querida Adriana, que el sábado me vino a visitar a mi casa de Oseiro city porque estaba harta de no verme (¡te quiero, te adoro y vamos, es que te pongo nata y te como!), sed felices, porque hay que ser felices y estar enamorados y contentos (Adri, no te enfades por este uso de tu... discurso filosófico de San Juan). Pues eso. A cumplir.
Moitos bicos a todos!!!