Hace ya un año que no escribo en este blog. Las razones han sido muchas (falta de tiempo, falta de inspiración, pereza, la sensación de que era una obligación escribir, mi estado anímico...). Hoy, ya sábado 12 de diciembre a las 3:24 am, me decidí a echar un vistazo a mis entradas. El tiempo ha pasado, muchas cosas han sucedido, y, de alguna manera, siento que sigo igual. En fin.
He descubierto un borrador de una entrada que tendría que haber sido publicada en marzo, más o menos. El tema era mi viaje a Laponia en febrero de 2009, mientras hacía el Erasmus en Finlandia.
No voy a terminar la entrada. ¿Por qué? Pues porque no me apetece. Tengo una especie de complejo: no me gusta recrear historias y experiencias una y otra vez, me cansa, me frustra. Puede que de vez en cuando cuente anécdotas si vienen a cuento, pero las historias enteras solo tienen sentido en contexto (a la vuelta de un viaje, por ejemplo). Y ya. De todas maneras, los que me conocéis sabéis de sobra mi experiencia en Laponia. Y en Finlandia. Y durante ese maravilloso año que me hizo ver todo de manera diferente y me abrió los ojos.
Oh, sí. Cómo duele volver. Qué mal humor gasto ahora.
¡Hola de nuevo, gente! Después de más dos meses sin escribir nada (perdonad, pero no hubo tiempo, y tampoco cosas que compartir con vosotros), por fin voy a actualizar :)
Y el tema que me trae por aquí es la excursión que hice hace dos semanas a Laponia, la región más al norte en Finlandia. Porque Laponia es una región de Finlandia, una provincia, pero los lapones son un pueblo que vive en Finlandia, Noruega, Suecia y Rusia. Aunque el término lapón es despectivo, así que son sámi. Información general :)
